Colocar el vaso en un ángulo aproximado a los 45° en relación con la botella o la lata.
Al verterla, dejar que el líquido cree espuma cuando rompa al caer contra el vidrio.
Ir enderezando el vaso poco a poco, hasta que se encuentre en posición vertical.
Tratar de alcanzar 2 dedos de espuma espesa, de poros pequeños.
Ese último paso protegerá a la cerveza de sufrir oxidación y evitará que el carbónico se escape.